Equipo

Hoy en día existe una gran cantidad de instrumentos informáticos y tecnológicos que pueden hacer pensar que el trabajo de un Event manager es fácil de ejecutar y previsible. Sin embargo, ningún software puede sustituir lo que realmente distingue a un buen Event manager: sus cualidades personales.

Nuestro equipo se caracteriza por tener estas cualidades que consideramos imprescindibles:

Pasión: no cabe duda de que es el número 1 de la lista. Organizar un evento es agotador y casi siempre muy estresante. Para poder crearlo tienes que amarlo. De otra manera no es posible soportar las largas sesiones de trabajo, las situaciones de tensión y todos los momentos complicados que un evento conlleva.

Pero por otra parte, no hay nada más gratificante que la satisfacción de ver el éxito de un evento al que se han dedicado meses de preparativos y horas de trabajo.

Creatividad: cada evento nuevo es como un recién nacido: necesita atención especial y un tratamiento personalizado. Nunca puedes hacer siempre lo mismo o simplemente copiar lo que hace las empresas de la competencia. En cada evento se busca la originalidad y la máxima explotación de los recursos con los que contamos.

Intercomunicación: la comunicación fluida es la clave de un evento exitoso. En la organización del mismo hay que tratar con todo tipo de personas: clientes, proveedores, miembros del gobierno, funcionarios... No perder nunca los nervios, hacer confluir a todos en un mismo objetivo, limar asperezas, etc. son condiciones necesarias para el éxito final. Esto no sólo se consigue siendo diplomático y simpático, sino manteniendo los pies en la tierra y teniendo claro el único fin de nuestro trabajo: conseguir poner a todos en la senda que conduzca al éxito del evento.

Capacidad organizativa: organizar un evento requiere ser extremadamente organizado, así como saber priorizar y tener capacidad multifuncional. Un Event manager tiene que coordinar muchos elementos y dirigir a mucha gente al mismo tiempo. Nada de esto se consigue sin una excepcional capacidad de organización. Ni el mejor software puede sustituirlo.

Espíritu de trabajo en equipo: Montar un evento, y más a gran escala, es imposible sin un equipo formado de personas convencidas de esta forma de trabajo. Cada pieza del engranaje ha de funcionar de forma perfecta para asegurar que se alcanza la meta del evento perfecto.

Flexibilidad: os hemos dicho que la pasión es la cualidad número 1, pero casi al mismo nivel está la flexibilidad. Si hay algo seguro en la organización de un evento es que no hay nada seguro. Todo en el mundo se mueve, cambia y constantemente surgen imprevistos. Saber solucionarlos y tener un plan B, C y todas las letras del abecedario que sean necesarias es básico para llegar a la meta saltando todos los obstáculos.

Actitud de “no cunda el pánico”: En cada evento hay fuegos que ir apagando: un ponente que pierde el avión, problemas en la selección del menú, un proveedor que no llega, un proyector que no funciona,…Mantener unos nervios de acero y solamente pensar en buscar la solución son imprescindibles para conseguir el objetivo. Del pánico a la satisfacción del objetivo alcanzado hay un paso que es la resolución sin nervios de los problemas.

Todo esto puede sonar un poco loco y, realmente, hay que estar un poco loco para hacer este trabajo. Pero en MBS sabemos que no perder nunca de vista los pequeños detalles, trabajar con los mejores, llegar las primeras e irnos las últimas de un evento y además de ello, mantener siempre el buen humor, garantiza, el éxito en nuestro trabajo, el hacer a las personas un poco mejores.